EUROPA
PRESS
8 julio
2016
En los últimos años ha habido una gran confusión en la población
sobre los efectos de determinados tipos de grasa en la dieta. Químicamente
hablando, las grasas son compuestos orgánicos formados por carbono, hidrógeno y
oxígeno.
Lo cierto es que el exceso
de grasa en la dieta tiene un efecto perjudicial para la salud, ya que se
produce un aporte de energía demasiado elevado que, si no se gasta (por
ejemplo, en forma de actividad física), se acumula conduciendo a la obesidad y
favoreciendo la aparición de enfermedades como las cardiovasculares.
Su función principal es
energética, proporcionando 9 kilocalorías por gramo de grasa consumida, el
doble de las que aportan los hidratos de carbono y las proteínas (cada uno de
estos nutrientes proporcionan 4 kilocalorías por gramo).
A la hora de hablar de los
tipos de grasas, son las grasas trans las que más
dudas provocan. Estas se obtienen a partir de las grasas insaturadas
(consideradas las buenas) mediante la hidrogenación de aceites. Su consumo
continuado aumenta el nivel de colesterol malo (LDL) y disminuye el colesterol
bueno (HDL).
Por otro lado, está
claramente demostrada la asociación entre la hipercolesterolemia y las
enfermedades cardiovasculares. Se ha visto una relación directa entre el
consumo de ácidos grasos trans y el riesgo de
enfermedades cardiovasculares, la cual es mayor si, además, el consumo de
grasas saturadas es elevado.
Por todo ello, desde la
Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, se aconseja la
reducción del consumo de grasas trans. Se recomienda
utilizar preferentemente como grasas culinarias aceites vegetales
monoinsaturados (aceite de oliva) y poliinsaturados (aceite de girasol, maíz,
soja y cacahuete).
Dentro de una dieta
equilibrada se sugiere que, en el perfil lipídico diario (aporte calórico de
las familias de ácidos grasos a la energía total en porcentaje), los ácidos
grasos saturados no superen el 7% de la energía total consumida, los ácidos
grasos poliinsaturados estén entre el 7 y el 10% y los ácidos grasos
monoinsaturados entre el 13 y el 18%.
¿Qué alimentos tienen grasas trans?
Las grasas trans se obtienen a partir de las grasas insaturadas
mediante la hidrogenación de aceites. El proceso de hidrogenación consiste en
añadir hidrógeno a algunos aceites vegetales, con lo que parte de las grasas
poliinsaturadas se transforman en saturadas. Así se modifica el aspecto de las
grasas y se consigue alargar la vida del alimento en el que se incorporan estas
grasas y mejorar su textura.
Para controlar la ingesta
de grasas trans hay que buscar en la etiqueta si
contiene grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas. Así, se pueden
encontrar en caramelos, galletas, helados, margarina, palomitas de microondas,
pastelería industrial, y productos de bollería industrial.
Además, se encuentran en
productos precocinados como empanadillas, croquetas,
pastas o pizzas; además en salsas, aperitivos salados y dulces y muchos
productos de comida rápida.
Ten en cuenta que la
Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo de grasas trans en los alimentos inferior al 1 por ciento del aporte
energético alimentario diario.